Siempre que me entero que alguna familiar, amiga o conocida está
embarazada o dio a luz me gustaría hablarle de la lactancia materna. Pero es
decisión de cada mujer hacer lo que mejor considere para su bebé. Por eso
cuando me preguntan, con todo gusto ayudo a darles información y mi humilde
experiencia frente al tema. Ante todo creo que lo más importante es estar
informadas antes de tomar aquella decisión tan importante y definitiva en la
vida como es la primera alimentación de nuestros hijos que lo salvarán o no de diferentes enfermedades y les brindará una salud y nutrición
“normales”. A continuación, les comparto uno de los ensayos que ha influido en el
mundo de la lactancia materna.
Su autora es Diane Wiessinger, estadounidense, consultora certificada en lactancia materna, líder de
la Liga de La Leche desde 1985, autora de este ensayo “Cuidado con lo que
dices”, que la hizo famosa por su investigación en el lenguaje que hacen los
fabricantes de la leche artificial para describir la leche humana. Wiessinger
llegó a la conclusión que la lactancia materna es normal, no superior (más de
una década después, sus agudas observaciones fueron respaldadas por la
investigación académica). Esto quiere decir que por ejemplo, la leche
materna no ayuda a que los niños tengan un coeficiente intelectual más alto. La
realidad es que la leche artificial hace que un niño tenga un menor coeficiente
intelectual. La leche materna no es mejor y promueve una digestión “normal” o
sea sin problemas a diferencia de la leche artificial…
Diane también
es coautora en 2010 con Diane West y Teresa Pitman, de la 8 ª edición del libro El Arte Femenino de Amamantar de la LLL. Así mismo es
oradora frecuente en todo el mundo sobre los temas de la mecánica,
comportamiento y sistemas de apoyo que participan en una lactancia exitosa. Ella
también publica una colección de folletos para amamantar en CD, la mayoría de
los cuales también se encuentran en su página web, www.normalfed.com. El
término "Wiessingerizing", que se utiliza para referirse a la
normalización de la lactancia materna, se ha convertido en un verbo entre los
defensores de la lactancia materna.
Siempre que me entero que alguna familiar, amiga o conocida está
embarazada o dio a luz me gustaría hablarle de la lactancia materna. Pero es
decisión de cada mujer hacer lo que mejor considere para su bebé. Por eso
cuando me preguntan, con todo gusto ayudo a darles información y mi humilde
experiencia frente al tema. Ante todo creo que lo más importante es estar
informadas antes de tomar aquella decisión tan importante y definitiva en la
vida como es la primera alimentación de nuestros hijos que lo salvarán o no de diferentes enfermedades y les brindará una salud y nutrición
“normales”. A continuación, les comparto uno de los ensayos que ha influido en el
mundo de la lactancia materna.
Su autora es Diane Wiessinger, estadounidense, consultora certificada en lactancia materna, líder de la Liga de La Leche desde 1985, autora de este ensayo “Cuidado con lo que dices”, que la hizo famosa por su investigación en el lenguaje que hacen los fabricantes de la leche artificial para describir la leche humana. Wiessinger llegó a la conclusión que la lactancia materna es normal, no superior (más de una década después, sus agudas observaciones fueron respaldadas por la investigación académica). Esto quiere decir que por ejemplo, la leche materna no ayuda a que los niños tengan un coeficiente intelectual más alto. La realidad es que la leche artificial hace que un niño tenga un menor coeficiente intelectual. La leche materna no es mejor y promueve una digestión “normal” o sea sin problemas a diferencia de la leche artificial…
Diane también es coautora en 2010 con Diane West y Teresa Pitman, de la 8 ª edición del libro El Arte Femenino de Amamantar de la LLL. Así mismo es oradora frecuente en todo el mundo sobre los temas de la mecánica, comportamiento y sistemas de apoyo que participan en una lactancia exitosa. Ella también publica una colección de folletos para amamantar en CD, la mayoría de los cuales también se encuentran en su página web, www.normalfed.com. El término "Wiessingerizing", que se utiliza para referirse a la normalización de la lactancia materna, se ha convertido en un verbo entre los defensores de la lactancia materna.
Cuidado con lo que dices (Watch your language)
Diane Wiessinger
Publicado en el Journal
of Human Lactation, Vol. 12, No. 1, 1996
La consultora de lactancia dice: “Tiene la
mejor oportunidad de brindarle a su bebé el mejor comienzo en la vida, a través
del vínculo especial que da el amamantamiento. Las ventajas maravillosas para
usted y su bebé son para toda la vida.” Y la madre da biberón. ¿Por qué?
En parte se debe a que ese argumento de venta
podría bien venir de un folleto de leche artificial para bebés. Cuando nuestro
lenguaje es intercambiable con el lenguaje de la industria de leche artificial,
uno de nosotros se equivoca... y probablemente no sean las multinacionales. He
aquí parte del lenguaje que, en mi opinión, subvierte nuestras buenas
intenciones cada vez que lo usamos.
Lo mejor posible, ideal, óptimo, perfecto.
¿usted es el/la mejor padre/madre posible? ¿Es su
vida familiar ideal? ¿Prepara comidas óptimas? Por supuesto que no. Esos son
objetivos admirables, no estándares mínimos. Expresémoslo de otra manera. ¿Es
su manera de ser padre/madre inadecuada? ¿Es su vida familiar anormal? ¿Las comidas
que prepara son deficientes? Eso duele. Puede ser que usted no espere estar por
encima de lo normal, pero ciertamente no quiere estar por debajo.
Cuando nosotros (y los fabricantes de leche
artificial) decimos que el amamantamiento es la mejor manera posible de
alimentar a los bebés porque provee el alimento ideal, perfectamente balanceado
para la nutrición óptima del lactante, la respuesta lógica es “¿Y qué?” Nuestra
propia experiencia nos dice que lo óptimo no es necesario, y en esta forma de
expresarse está implícito que la alimentación artificial es totalmente normal –
y por lo tanto la segura y adecuada. La verdad es que el amamantamiento no es
nada más que normal. La alimentación artificial, que no es igual ni superior,
es por lo tanto deficiente, incompleta e inferior. Esas son palabras difíciles
de decir, pero tienen un lugar en nuestro vocabulario.
Ventajas. Cuando hablamos de las ventajas del
amamantamiento – “menores índices” de cáncer, “riesgo reducido” de alergias,
vínculo “más fuerte”, sistema inmunológico “fortalecido” – reforzamos el
concepto de la alimentación con biberón como la norma aceptada y
aceptable.
Las comparaciones en el terreno de la salud
usan una norma biológica y no cultural para evaluar si una desviación es dañina
o positiva. Los fumadores muestran mayores índices de enfermedad; el consumo de
ácido fólico durante el embarazo puede disminuir el riesgo de defectos
congénitos. Dado que el amamantamiento es la norma biológica, los bebés
amamantados no son “más saludables”; los bebés alimentados artificialmente se
enferman más seguido y más seriamente. Los bebés amamantados no tienen “mejor
olor”; la alimentación artificial resulta en un olor anormal y desagradable que
refleja problemas en el intestino del bebé. No podemos pretender crear una
cultura que amamante si no insistimos en un modelo de salud basado en el
amamantamiento a través de nuestro lenguaje y nuestra literatura.
No debemos dejar de desafiar la manera de
expresarse de los medios y nuestros pares. Cuando no describimos los riesgos de
la alimentación artificial, privamos a las madres de información decisiva para
la toma de decisiones. La madre que
tiene problemas con el amamantamiento puede bien no buscar ayuda para alcanzar
una “prima especial”; pero puede exigir que la ayuden si sabe cuánto pierden
ella y su bebé al no amamantar. Es mucho menos probable que use leche
artificial “para acostumbrarlo al biberón” si sabe que el contenido de ese
biberón causa daño.
Es en la discusión del efecto sobre el desarrollo
cognitivo donde se preserva con más cuidado la cómoda ilusión de la normalidad
de la alimentación con biberón. Cuando pregunto a los profesionales si conocen
el estudio sobre la relación entre el consumo de tabaco de los padres y el
Coeficiente Intelectual (CI), alguien siempre me dice que los hijos de madres
fumadoras tienen “menores CIs”. Cuando pregunto sobre el estudio que compara
prematuros alimentados con leche humana y leche artificial, alguien siempre
sabe que los niños alimentados con leche humana son “más inteligentes”. Nunca
he visto otra manera de presentación para estos dos estudios por parte de la
prensa. – o por parte de los autores de los trabajos. Aún los profesionales de
la salud sienten el impacto de mis palabras cuando expreso los resultados
usando el amamantamiento con la norma: los niños alimentados con leche
artificial, tal como los hijos de madres fumadoras, tienen CI’s más bajos.
La inversión de la realidad se vuelve aún una
mayor fuente de confusión cuando se usan procentajes, porque los números
cambian dependiendo de qué elegimos como la norma. Si B es 3/4 de A,
entonces A es 4/3 de B. Elegimos A como
el estándar, y entonces B es 25% menos. Elegimos B como el estándar, y A es is
33 y 1/3% más. Así, si un item que
cuesta 100 unidades se pone en oferts a "25% menos," el precio se
convierte en 75. Cuando la oferta se termina, y el item es remarcado con su
precio original, debe ser remarcado con un incremento de 33 and 1/3% para que el precio regrese a 100. Estos
mismos números aparecen en un estudio reciente que encontró una
"disminución del 25% " en la incidencia de cáncer de pecho entre las
mujeres que habían sido amamantadas. Si expresamos este resultado usando al
amamantamiento como la norma, hubo un aumento del 33 y 1/3% de la incidencia de
cáncer de pecho entre las mujeres que fueron alimentadas artificialmente cuando
eran bebés. Imaginen el impacto muy diferente que tendrían sobre el público
estas dos maneras de expresarse.
Especial. “El
amamantamiento establece una relación especial”. “Arme un rincón especial para
amamantar”. En nuestra familia, las comidas especiales llevan más tiempo. Las
ocasiones especiales implican trabajo adicional. Lo especial es lindo, pero es
complicado, no es una parte permanente de la vida, y no es algo que uno quiera
hacer con mucha frecuencia. Para la mayoría de las mujeres, amamantar debe
encajar fácilmente en una vida llena de ocupaciones – y por supuesto que
encaja. "Especial” es un consejo para el destete, no para el
amamantamiento.
El amamantamiento es lo mejor; la leche
aritificial es lo que le sigue. No de acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud. La jerarquía de la OMS establece; 1) amamantamiento; 2) la leche de la
madre del bebé extraída y administrada al bebé de alguna otra manera; 3) la
leche de otra mujer; y 4) alimentación artificial. Debemos tener este punto
bien claro en nuestra mente y aclararlo a los demás. “Lo más parecido a la
leche de mamá” viene de otro pecho humano, no de una lata. La muestra gratis
exhibida de manera tan tentadora en el estante del consultorio del médico es la
cuarta solución a los problemas del amamantamiento.
La leche de fórmula es necesaria en algunas
circunstancias. Sólo porque no tenemos bancos de leche humana. La persona que
necesita una transfusión de sangre no recurre a un sustituto de cuarta
categoría; hay bancos que proveen sangre humana para los seres humanos. No
necesita tener una enfemedad especial para calificar como receptor de sangre.
Todo lo que necesita es tener menos sangre. Sin embargo, sólo los lactantes que
no toleran la solución de cuarta categoría tienen el privilegio de acceder a la
de tercera. Me pregunto qué pasaría si se diseñara sangre comercial de bajo
precio que acarreara un riesgo para la salud mucho mayor que la sangre de
donante. ¿Quién sería considerado suficientemente importante como para recibir
la sangre donada? Cuando usamos leche artificial con una cliente, recordémosle
a ella y al profesional de la salud que la atiende que deberíamos tener acceso
a bancos de leche humana. Es más probable que los bancos de leche humana se
vuelvan parte de nuestra cultura si primero se vuelven parte de nuestro
lenguaje.
No queremos que las madres que dan el biberón
se sientan culpables. La culpa es un concepto que muchas mujeres aceptan
automáticamente, aún cuando saben que las circunstancias están realmente fuera
de su conttrol. (Mi madre ha llegado a pedir disculpas por el clima).
La aceptación (casi) instantánea de la culpa
por parte de las mujeres es evidente en las reacciones al siguiente escenario:
Supongamos que usted ha tomado clases de aerodinámica. También ha visto pilotos
manejando aviones. Ahora imaginemos que usted es el pasajero en un avión
biplaza. El piloto tiene un ataque al corazón, y el avión queda en sus manos.
El avión se estrella. ¿Se siente culpable?
Los hombres a quienes les plantée esta
situación respondieron: “No, porque hice lo mejor que pude.” “No. Quizá me
sentiría mal por el avión y el piloto, pero no me sentiría culpable.” “No. Es
complicado pilotear un avión, aún cuando uno haya visto a otros hacerlo.”
¿Qué respondieron las mujeres? "No me
sentiría culpable por el avión, pero quizá sí por el piloto, porque quizá yo
podría haber aterrizado el avión.” "Sí, porque soy muy dura con mis errores.
El sentirme mal y el sentirme culpable se mezclan en mí.” "Sí. Claro que
yo sé que no debería, pero probablemente me sentiría culpable.” "¿Maté a
alguien? Si no maté a nadie, no me sentiría culpable” Notar las expresiones
“mis errores”, “sé que no debería” y “¿Maté a alguien?” ¡Todo relacionado con
un evento sobre el cual ninguna de estas mujeres tenía control alguno!
La madre que elige no amamantar o que no lo
hace por tanto tiempo como había planeado está haciendo lo mejor que puede con
los recursos a su alcance. Puede haber recibido el discurso estándar de “el
pecho es lo mejor” (el curso de aerodinámica) y puede haber visto algunas
madres amamantando en el centro commercial (ver al piloto manejando el avión en
una pantalla). Claramente esta información no es suficiente. Pero aún así puede
sentirse culpable. Es mujer.
La mayoría de nosotros ha visto madres bien
informadas luchando sin éxito para establecer el amamantamiento, que se vuelcan
a la alimentación con biberón con un sentimiento de aceptación porque saben que
hicieron lo mejor que pudieron hacer. Y hemos visto madres menos informadas
sintiendo más adelante ira hacia un sistema que no les dio los recursos que más
tarde descubrieron que necesitaban. Ayuden a una madre que se siente culpable a
analizar sus sentimientos y pueden llegar a descubrir una emoción muy distinta
de la culpa. Alguien hace mucho tiempo asignó a estas madres la palabra
“culpa”. Es la palabra equivocada.
Ensayemos lo siguiente: usted sufre parálisis
en las piernas como consecuencia de un serio accidente. Los médicos y
fisioterapeutas le explican que aprender a caminar nuevamente llevaría meses de
trabajo extremadamente doloroso y difícil, sin garantía de éxito. La ayudan a
ajustarse a vivir en silla de ruedas, y le brindan apoyo para superar las
dificultades que surgen. Veinte años más tarde, cuando sus piernas ya están
atrofiadas más allá de toda esperanza, usted conoce a alguien que sufrió un
accidente idéntico al suyo.“Fue difícil”, le dice, “tres meses en el infierno.
Pero camino desde entonces” ¿Usted se sentiría culpable?
Las mujeres a las que les plantée este escenario
me dijeron que se sentirían furiosas, traicionadas, engañadas. Desearían poder
hacer las cosas de nuevo con mejor información. Lamentarían las oportunidades
perdidas. Algunas mujeres dijeron que se sentirían culpables por no haber
buscado más opiniones, por no haber perseverado en ausencia de información y
apoyo. Pero dejando
de lado la culpa de género, no nos sentimos culpables cuando se nos niega un placer.
La madre que no amamanta afecta negativamente su propia salud, aumenta la
dificultad y el gasto de la crianza, y se pierde una de las más maravillosas
relaciones que nos ofrece la vida. Se ha perdido algo básico para su propio
bienestar. ¿Qué imagen de las satisfacciones que brinda el amamantamiento
transmitimos cuando usamos la palabra “culpa”?
Usemos las palabras que las madres mismas me
dieron para expresarnos: "No queremos hacer que las madres que alimentan
con biberón se enojen. No queremos que se sientan traicionadas. No queremos que
se sientan engañadas" Retiren las implicancias que se depositan sobre el
"no queremos hacerlas sentir culpables” y encontrarán un sistema que
intenta cubrir sus propias huellas. No
está tratando de proteger a la madre. Está tratando de protegerse a sí misma.
Seamos sinceros con las madres, apoyémoslas cuando el amamantamiento no
funciona y ayudémoslas a dejar atrás esta palabra equivocada e inefectiva.
Ventajas y desventajas. El amamantamiento es
claramente un tema de salud – no se trata de una elección entre dos opciones
equivalentes. "Una desventaja de no fumar es que es más probable que el
humo de otro fumador le moleste. Una ventaja de fumar es que puede ayudar a
perder peso.” El tema real es la mortalidad y morbilidad diferencial. El resto
– ya sea que hablemos de tabaco o de leche artififial para bebés – es sólo
humo.
Un centro de maternidad usa un enfoque
“balanceado” en una “tarjeta de preferencia de alimentación del lactante” que
lista deposiciones inodoras y el regreso del útero a su tamaño normal entre los
cinco renglones de ventajas del amamantamiento. (¿Esto quiere decir que el
útero de la madre que alimenta con biberón nunca regresa a su tamaño normal?)
Pechos que gotean leche y la imposibilidad de ver cuánto toma el bebé se
incluyen en los cuatro renglones de desventajas. Una de las ventajas de la
alimentación artificial es que las madres la encuentran “menos inhibitoria y
avergonzante”. El centro de maternidad reportó una buena aceptación por parte
del personal médico pediátrico y ningún efecto sobre los índices de
amamantamiento o alimentación artificial. Ninguna sorpresa. La información no
es significativamente distinta de la información “balanceada” que los
vendedores de leche artificial han difundido durante años. Probablemente sea
aún mejor como argumento de venta de leche artificial ya que ahora tiene el
respaldo claro de un centro de salud. “Totalmente informada”, la madre se
siente con confianza para tomar una decisión que tiene impacto de por vida
sobre su salud y la de su hijo basándose en el olor de los pañales y la
cantidad de piel que ella pone al descubierto en cada toma.
¿Por qué las compañías de leche artificial
para bebés ofrecen listas de pros y contras que aceptan las limitaciones de sus
productos? Porque cualquier enfoque “balanceado” que es presentado en una
cultura altamente parcial apoya automáticamente la parcialidad. Si A y B son
casi equivalentes, y si más del 90% de las madres finalmente eligen B, como
hacen las madres de los EEUU (de acuerdo con una encuesta no publicada de 1002
madres realizada por los laboratorios Ross que indicó que menos del 10% de las
madres amamantaban hasta el año), tiene sentido hacer lo mismo que la mayoría.
Si hubiera una diferencia importante, seguramente los profesionales de salud lo
dirían y no se mantendrían al margen del proceso de toma de decisión.
Es la elección de los padres. Ciertamente.
Pero mantenerse al margen del proceso de manera deliberada implica que la lista
“balanceada” es correcta. En un número reciente de la revista Parenting, un
pediatra comenta, “Cuando visito a una madre reciente por primera vez le
pregunto ‘¿Le da el pecho o el biberón?’ Si me dice que le da el biberón,
asiento con la cabeza y digo OK, y sigo con las preguntas. Apoyar a los padres
involucra apoyarlos en cualquier elección que hagan; uno no se avalanza en el
puerperio y le dice a una mujer que está cometiendo un error terrible,
perjudicando a su bebé y a sí misma.”
Sin embargo, si una mujer le anunciara a su
médico en el medio de un examen físico que empezó a fumar unos días antes, el
médico se aseguraría de que la paciente entendiera los riesgos, razonando que
este es el mejor momento para hacerla cambiar de parecer. Es hipócrita e
irresponsable tomar una posición clara con respecto al tabaco y “dejar que los
padres decidan” acerca del amamantamiento, sin asegurarse en primer lugar de
que tengan una base de información. Las elecciones de vida son siempre
prerrogativa del individuo. Esto no quiere decir que las fuentes de información
deban permanecer mudas, tampoco que los padres que opten por el biberón no
reciban información que podría llevarlos a una decisión diferente con un futuro
hijo.
Amamantamiento. La mayoría de los otros
mamíferos nunca ven su leche, y dudo que cualquier otra madre mamífera
deliberadamente alimente a su cría basando los intervalos entre tomas en el
nivel de apetito que ella infiere que la cría tiene. Amamantar tranquiliza a la
cría y sin duda hace sentir bien a la madre. Somos el único mamífero que
conscientemente usa el amamantamiento para transferir calorías… y somos el
único mamífero que tiene problemas crónicos en la trasferencia.
Puede ser que las mujeres digan que “dieron
el pecho” durante tres meses, pero en general dicen que “amamantaron” tres
años. El amamantamiento sin dificultades y prolongado involucra olvidarse del
pecho y del alimento (y la duración, y el intervalo, y la transmisión de los
nutrientes adecuados en las cantidades correctas, y la diferencia entre las
necesidades de succión nutritiva y no nutritiva, todo lo cual es el foco de los
folletos de las leches artificiales) y enfocarse en cambio en la relación entre
el bebé y la mamá. Digamos a las madres que esperamos que no “alimenten al
pecho” – que las verdaderas alegrías y satisfacciones de la experiencia
comienzan cuando dejan de dar el pecho y comienzan a maternar al pecho.
Todos los que pertenecemos a esta profesión
queremos que el amamantamiento sea el punto de referencia biológico. Queremos
que sea la norma cultural; queremos que la leche humana esté disponible para
todos los bebés humanos, sin importar las circunstancias. Un primer paso
necesario para lograr esos objetivos está a nuestro alcance inmediato. Todo lo
que tenemos que hacer es… cuidar lo que decimos.
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