Hoy retomo la escritura de mi blog, seis años después. Como parte de mis propósitos, incluso antes de que se terminara 2019, fue volver a escribir y tomar el vuelo, encender de nuevo mi voz a través de este espacio. Han pasado infinidad de situaciones que me ha mostrado la vida, tantos aprendizajes, desafíos, personas...Que quiero compartirlos contigo, que me lees hoy, aquí... por causalidad.
Mis hijos ya han crecido (6 y 10 años) Y mi enfoque en este contenido ahora será del ser que soy, de lo que experimento aquí y ahora y los temas con los que resueno y vibro mejor.
El 2019
Una de las más lindas concesiones de este año fue inciar mi viaje hacia el interior y conocer gente que me aportara en ese camino porque sentí (o por fin le hice caso) al llamado de mi alma para comenzar este aprendizaje.Conocí gente y me reencontré con otra que me dio el empujón a hacer lo que ya sabía que tenía que hacer. No ha sido fácil. Autosaboteos y saboteos externos, dudas, críticas, discusiones, confrontaciones...Pero aprendo a salir a flote, a transformar amorosamente mi oscuridad en luz. Este año aprendí a liberarme de mis propias ataduras, y aunque me falta mucho por andar y cada vez que aprendo algo siento que soy más ignorante, este año me puse en primer lugar (aunque me falta). Duele crecer.
Este año declaré que soy una mujer alegre, coherente, comprometida, libre, feliz, abundante, en paz y en armonía. Uno de mis grandes aprendizajes es que soy responsable de mis emociones, de las situaciones que vivo, de lo que doy, de lo que recibo. Creo que aún no alcanzo a entender el poder del pensamiento, de la palabra...Son creadores y por eso hay una lucha constante de evitar la queja, la crítica, el chisme. Elijo edificar con el ejemplo, con las palabras. Ojo con lo que digas, Pao. No sabes cómo puedes calar en alguien. Bien profundo. Para bien o para mal. .
El pasado no existe. Dejo las nostalgias por lo que fue o pudo ser. El futuro tampoco, dejo la ansiedad. Lo real y donde está Dios es en el aquí y el ahora. Estoy constantemente creando la vida que siento, que digo, que pienso. Recibo el 2020 en total apertura. Dios está en mi y yo en él. Honro el amor con el que me creó y amo mi ser cada segundo. Hoy pido luz para mí, hoy pido luz para todos ustedes. Y por supuesto, amor, el combustible para seguir viviendo. Gracias 2019.
¡Feliz, abundante y bendecida nueva década!
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