Tengo
tantos pendientes y sé que muchos están esperando que relate mi vivencia de
todo el trabajo de parto para la llegada de Federico y contarles la experiencia
de apoyo y hermandad que me brindaron Sary Méndez y Margarita Mojica, doulas
del grupo de Doulas Dominicanas con mi ginecóloga Jenny García. Ha pasado un mes
y estoy aún decantando lo que fue esta experiencia de amor y sintonía con mi
cuerpo y con el universo. Los nacimientos de mis dos hijos han sido
experiencias muy profundas y este parto en particular me ha enseñado una vez
más que nuestra naturaleza humana, como toda naturaleza, es sabia y perfecta.
Aprendí que debemos confiar en nuestro cuerpo, en nuestros sentidos y en lo que
nos va diciendo el organismo a medida que pasa cada etapa del nacimiento del
bebé. Aprendí, queridos lectores, que el parto es mío, es nuestro, nos
pertenece y por ende debe ser respetado. Que no debemos desconfiar de nuestro
propio instinto y que podemos ejercer ese derecho a tener el trabajo de parto y
el parto que queremos, si estamos
dispuestas y decididas a validarlo. Profundicé como nunca antes mi relación con mi compañero de viaje y aventuras, mi amado esposo Edgar que siempre estuvo a mi lado, pariendo conmigo.
Les cuento
que el miércoles 24 de julio había sido un día un poco extraño ya que una
semana antes había sentido contracciones pero no se regularizaron. Sin embargo,
este día las sentí más fuertes y llamé a mi doula Margarita Mojica. Llegó a mi
casa pero no evolucionaron las cosas. Incluso nos fuimos a caminar al parque
cerca de mi casa para ayudar a que las cosas adquirieran su debido curso. Y así
fue.
El jueves
25 de julio a las 2 a.m, comenzaron las contracciones “serias” cada vez más
frecuentes. A las 4 de la mañana, después de dos horas de contabilizarlas sola
porque no quería dar una falsa alarma ni siquiera a mi esposo, avisé
oficialmente y llamamos a la Dra. García. Las contracciones estaban
presentándose cada 10 minutos y a esa hora arrancamos para la clínica.
Primera
experiencia con el personal médico de turno que estaba atendiendo en emergencias,
una doctora joven quien al solicitarle el baño me dice que no puedo ir porque
de pronto se me sale el niño. Bueno. Yo estaba en la primera fase de mi trabajo
de parto y hasta echaba chistes con Margarita. Llegué hablando tranquila. Si se
me fuera a salir el niño pues no estaría tan simpática. En fin…La misma
“profesional” médico me quería hacer un tacto y ante la solicitud, mi doula
intervino y solicitó que esperáramos a mi ginecóloga para hacerlo. Una de los puntos
en mi plan de parto que debería leer el personal de la clínica, era la
solicitud que solo mi ginecóloga me podía hacer tactos. Y así fue. Cuando la
Dra. De emergencias vio la última sonografía del bebé, nos dijo lo que la
mayoría nos dice al ver la doble vuelta de cordón: ¡¿Será parto natural con
doble vuelta de cordón?! ¿No será cesárea? ¿Y su doctora lo sabe?” expresaba asombrada.
En fin…
Ingresamos
a una habitación bastante cómoda con dos ambientes para poder hacer un trabajo
de parto tranquilo y aplicar las diferentes técnicas de manejo del dolor, caminando,
acostada, sentada sobre una pelota de plástico o haciendo cuclillas con apoyo, una
ducha caliente, etc.
Lo bueno de
este lugar es que era una clínica pequeña y personal respetuoso (bueno la mayoría
porque tengo que confesarles que en la sala de parto se iba perdiendo la magia
de un trabajo de parto estupendo,
humanizado y perfecto por la falta de experiencia del personal al atender un
parto que es casi inexistente en la rutina diaria de cesáreas innecesarias).
Cuando
llegamos poco después llegó mi ginecóloga (tipo 5:30 a.m). Al parecer estaba
muy “verde” y casi me devuelve para la casa pero afortunadamente el trabajo
empezó en forma en el mismo momento en que la doctora me retó de esa manera
jeje y claro, con su maniobra durante un tacto, creo que invitó a Fede a
comenzar esta danza conmigo sin darle ya más largas al asunto. Bueno, eso sin
dar más largas al asunto es relativo pues el parto de Federico duró 12 horas, y
según la doctora García, parecía “primeriza”. Por eso no se crean eso de que el
segundo parto será más rápido, etc, etc. Cada embarazo, cada parto, cada bebé
son diferentes y si le sumo el hecho de que el parto de Montse estaba dormida
de la cadera para abajo pues realmente este fue mi primer parto natural.
Era
importante desde antes conocer el lugar donde íbamos a realizar el trabajo de
parto y saber por ejemplo si tenía agua caliente constante para realizar duchas
en contracciones muy fuertes o que tuviera tomacorrientes para la tetera del
agua para las compresas calientes, y la posibilidad de luz tenue, etc.
Afortunadamente todo esto lo tenía el lugar y aunque parezca obvio, debíamos
asegurarnos ya que nada debemos dar por sentado.
Tengo que
decir que es fundamental también el plan de parto. Es un documento en el que como
pareja y familia, se establecen los procedimientos que se desean tener y los
que no, durante este proceso. Parte del trabajo de las doulas es ayudar a la
pareja a hacer este plan de parto, revisando cada detalle por mínimo que sea
como el ambiente que se desea en este momento especial del trabajo de parto,
las intervenciones que definitivamente no quieres que te hagan en la clínica,
etc.
Este
documento lo entregamos a las enfermeras de turno y a nuestra doctora aunque ya
en citas previas habíamos hablado de lo que queríamos. Afortunadamente mi
ginecóloga es parte de los pocos profesionales médicos de este país que quieren
que el parto cambie en RD y promueve el parto respetado, el parto humanizado.
Quiero
contarles que sin la ayuda de las doulas, este trabajo de parto no hubiera sido
posible. La tranquilidad que irradia y la confianza que le tengo a Margarita
Mojica fueron fundamentales en las contracciones más fuertes porque ella sabía
qué hacer y qué proponer para que cambiara de posición y así hacer todo más
llevadero y como ella dice, iniciar la danza de amor con mi pequeñito.
A medida
que se acrecentaban las contracciones, había un ejercicio propuesto, una
palabra de aliento y una camaradería sincera. Sary era la doula suplente que
estaba apoyándonos contabilizando las contracciones y tomando fotografías para
nuestro archivo particular y para el archivo de ellas previo permiso nuestro =)
Pero lo
mejor de todo fue la ducha con agua caliente el elemento más sobresaliente en
mi trabajo de parto que me ayudó a disipar el dolor durante las más fuertes
contracciones. El tema de usar duchas calientes para manejo del dolor en el
parto lo descubrió Michel Odent con sus pacientes. Este ha sido uno de sus
aportes en la investigación y ejecución de partos humanizados en los años 70,
tanto que desde 1999 la OMS avala y
recomienda el uso del agua en el parto entre los diversos métodos no invasivos
ni farmacológicos de alivio del dolor. El agua caliente para mí se convirtió en
la epidural natural, y créanme ya lo había escuchado antes pero una cosa es
leer a otros y otra muy distinta es tener la propia experiencia y hoy, con
conocimiento de causa, puedo decir que verifiqué esta afirmación. Y no es un
químico que pueda tener alteraciones posteriores para mí o para el bebé. Así de
simple. Agua caliente. Incluso el agua tuvo un efecto posterior ya que cuando
salí de la ducha (quería quedarme ahí hasta siempre) me dieron unas ganas de
llorar imparables y simplemente me dejé llevar por esta sensación liberadora y
acuática.
Cabe
recordar, si es que no lo había dicho antes, que por la condición de la
posición de Fede con doble circular de cordón, averigüé si podía tener un parto
en el agua porque vi videos increíbles
de cómo nacían bebés debajo del agua que salían prácticamente solos algunos con
una, otros con doble vuelta de cordón en el cuello. La partera o médico
simplemente le ayudaba a desenredarse sin casi tocar a los bebés.
Desafortunadamente esa práctica en este país simplemente no existe y mucho
menos centros o un sistema que dé apoyo, herramientas o personal con criterio
para llevar a cabo este tipo de partos.
Unas de cal…otras de arena
Como todo,
una son de cal y otras de arena y con fines informativos para que no se vuelva
a repetir, quiero contarles los lunares que tuvo esta maravillosa experiencia
que me deja lecciones para ayudar a otras futuras madres a evitar los mismos
errores. Mi trabajo de parto, puedo decir que fue como lo quería por la armonía
que hubo y por cumplir con mi plan de parto propuesto gracias a mis doulas, la
ginecóloga Jenny García y al personal médico que hasta antes del parto fue
respetuoso. Pero la magia se rompió en
el momento cúspide del proceso. En la fase expulsiva, poco después de romper fuente
en el baño de la habitación, teníamos que dirigirnos a una sala de parto porque
en esta clínica no está permitido el parto en las habitaciones. Todos tuvimos
que ponernos ropa esterilizada como si fuera una cirugía y me trasladaron en
una silla de ruedas a la sala de parto que casi nunca se usa en este centro. Cuando
tienes contracciones cada minuto y medio, no es muy “chévere” que te anden
cambiando de ropa.
Primer
error, no se verificó si la sala de parto era funcional, si la camilla sí se
inclinaba para no estar acostada en el momento de la llegada de Fede. Pero lo
peor de todo fueron los posa pies de la camilla que estaban trabados y nadie
pudo destrabarlos. Con las ganas de pujar y las contracciones más intensas, me
pasaron a la cama y de pronto apareció una enfermera con una jarra de agua y
bacterodine y como si fuera a lavar un baño, descargó el líquido sobre mis
partes más nobles y preciadas, las que deberían haber respetado más durante el
parto. El llamado de atención de doula, esposo y mío no se hicieron esperar. En
ese momento, añadiendo que bajaron de nivel la camilla de una forma bastante
ruda cuando tenía tal vez los dolores más intensos, me desconecté de esa magia
que estaba viviendo desde antes y me empecé a preocupar por Federico y no pude
pujar efectivamente por la posición en la que me encontraba. En ese momento no
tenía noción del tiempo pero si fue media hora, fue la media hora más eterna y
preocupante que he tenido en toda mi vida. Miraba a mi esposo, que me sostenía
a mi lado derecho y sudaba a chorros conmigo, y al otro lado sostenida por mi
doula que vivenció todo con nosotros. Aunque la doctora García me decía que
debía hacer yo no le entendía en ese momento y aunque me preguntaba cómo me
sentiría más cómoda, no sabía qué responderle. El bebé ya estaba sacando la
cabeza y lo que se suponía que sería trabajo de tres pujos más se convirtió en
un trabajo un poco más largo por mi desconexión y mi preocupación de que le
faltara el oxígeno además que sonaron dos celulares: el de la pediatra y el de
mi esposo que sin querer lo dejó prendido. Cualquier sonido extra era una
distracción para mí en ese momento. Escuchaba que me pusiera de cuclillas pero
no entendía y estaba acostada, lo que no quería que pasara porque la cama nunca
se pudo plegar para estar sentada. Así que Margarita, mi doula, decidió bajar
mi pierna del posapiés y me dijo “así, en cuclillas” claro ahí capté y me puse
en cuclillas encima de la cama. Si hubiera sabido que eso se podía hacer en la
sala de parto lo hubiera hecho desde el principio en el piso y no vivir toda
esta faena con un personal que no tenía idea de cómo atender un parto natural.
En ese momento saqué fuerzas no sé de dónde y visualicé a mi hijo saliendo a la
vez de sentirlo totalmente abrirse a este mundo. Me puse en cuclillas y al
mejor estilo de nuestros ancestros parí sobre una cama no funcional en una sala de
parto obsoleta. Eran las 4:05 de la tarde cuando Federico, un hermoso y
saludable hombre de ocho libras y media y 56 cm de largo, nació.
Desgarre? Sí,
pero preferible a una episiotomía.
¿Y qué pasó con la doble circular de cordón?
Por otra parte, ¿recuerdan lo que me preocupaba sobre la doble vuelta de cordón que se le veía a Fede en las sonografías? http://lamamademontseyfede.blogspot.com/2013/06/doble-circular-de-cordon-es-necesaria.html Pues fue como la Dra. García lo dijo...no se puede decidir una cesárea por esta razón hasta ver lo que pasa durante el trabajo de parto y su evolución. Fede desde dias anteriores, había descendido lo que significaba que el cordón no iba a ser impedimento para el parto. Había un doppler móvil con el que regularmente monitoreábamos sus latidos y en ningún momento mostró sufrimiento fetal. Por eso el trabajo siguió su curso natural y a la hora del parto, nos dimos cuenta que el cordón era de una gran longitud y estaba holgado alrededor de su cuello lo que permitió que la Dra. Garcia lo desenredara sin nin ningún inconveniente para el bebé.
Y viene la calma
Tal y como
lo solicité en nuestra entrevista con la pediatra unas semanas antes del parto, dejaron a mi bebé conectado
al cordón umbilical hasta que éste dejara de latir y me pusieron a mi hermoso
hijo en mi pecho desnudo, piel con piel. Lo abracé y lo limpiaron encima mío.
Poco después comenzó su reflejo de succión y en la habitación, ya en la calma del
descanso del guerrero, comenzó nuestra unión de amor y de alimento fuera del
vientre… la lactancia materna.
No
existirían tantos partos medicados ni tantas cesáreas innecesarias, si todas
las mujeres del mundo y sus compañeros tuvieran un acompañamiento de este tipo,
que ayudara a conscientizar desde antes del parto, sobre el poder que se tiene
como madre o padre y confiar en el cuerpo para que todo siga su curso natural.
Vivir esta experiencia con una persona que intermedie por la madre y su
acompañante, y sepa qué hacer en cada situación durante el trabajo de parto,
fue sin duda lo que nos ayudó a llevar a feliz término el nacimiento de nuestro
hijo.
Quise
compartir esta experiencia para que nos conscienticemos de que en un país como
este, deben existir las opciones alternativas para un parto natural exitoso.
Este es un llamado al personal médico consciente, a los centros de salud, a las
clínicas privadas, a los hospitales públicos, a las madres y a las familias
para que sepamos que el parto es nuestro y que deben respetarlo. Este es un
grito desesperado para que exista un sistema donde se brinde la opción a las
madres que quieran seguir su instinto y la naturaleza de su humanidad, para dar
a luz armoniosamente y danzar este baile de amor con su hijo como tiene que
ser.
Ojalá
personas como Michel Odent o las directivas de DONA (La organización de Doulas
de USA), las autoridades gubernamentales, el mismo congreso dominicano puedan
ayudar a los profesionales, doulas y familias comprometidas con un parto
humanizado en este país. Tenemos que concientizar a la sociedad de la
importancia de un nacimiento sano y natural y no vendría nada mal un espacio
académico, un seminario, un evento donde confluyan todas las voluntades para
poder hacerlo.
Qué hermosa tu historia y qué bueno que la compartas. Felicidades a ti y a tu familia. Bienvenido Federico :)
ResponderEliminarGracias Carolina =)
EliminarExcelente Paola. Yo daba los cursos psicoprofilacticos del parto. me encantaba. Lamentablemente hoy dia hasta las mamas no quieren dolor y prefieren la cesarea.
ResponderEliminarMuy lindo que puedas compartir tu experiencia. Felicdades a los dos!!!!
Un abrazo, Luz Marina =)
EliminarMuy bonita tu historia! Espero que algun día podamos vernos, conocer a Montse y Fede y que conozcas a Victoria, y hablar sobre estas experiensias tan maravillosas!
ResponderEliminarGracias por compartir!
Hola Paola,
ResponderEliminarGracias por esta hermosa historia!
Yo también estoy embarazada y por primera vez en ese pays…
Necesitaría hablar contigo…puedes contactarme por favor
Gracias por compartir!
Muchissimas Gracias
Hola. Dame un correo y tu nombre para escribirte. Fede ya va a cumplir dos años en julio próximo. Un abrazo y bendiciones!
EliminarEscríbeme a pao.amador@gmail.com =)
EliminarPaola,
ResponderEliminaren cual hospital nació' Federico?
como encontrar la doula?
Espero en una respuesta
Gracias
Hola. Existe un grupo que se llama Doulas Dominicanas. Búscalas en Facebook. Federico nació en el Instituto de Cirugía Especializada en Gazcue.
EliminarHola; muchas bendiciones y gracias por compartir tan hermosa historia, estoy embarazada de 6 meses, y estoy buscando informacion para parto normal, en mi caso tengo una cesárea anterior hace 5 años, me gustaría que me recomendaras la pediatra que te asistió, lo de esperar que el cordón deje de latir es muy importante para mi, podrías decirme su nombre y donde contactarla,
ResponderEliminarHola Wanda. Disculpa por responderte hasta ahora. La ginecobstetra que me atendió fue la doctora Jenny García, su teléfono 809-412-8212. DIrección calle Socorro Sanchez 64, segundo piso,Gazcue. COn la pediatra de ese día no segui la consulta. Pero la doctora García puede recomendarte algunas. Un abrazo y enhorabuena =)
EliminarGracias por compartir tu historia. Mi esposa y yo estamos más orientados ahora que casi llega el dia en que Nathanel nazca y con tu experiencia podemos organizarnos y poder exigir lo que deseamos sea el naciemiento de mi príncipe. Gracias.
ResponderEliminarMe encanta que los padres me escriban y se sientan igual de comprometidos en este proceso, como tiene que ser. Ustedes dos son uno y son tres =)- Mis mejores deseos para que Nathanel llegue a este mundo en armonía.Ah y Feliz año 2016. Un abrazo para la futura mamá =)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encantó tu historia. Yo tuve mi bebé por "parto natural" y pongo esto en comillas porque lo único bueno fue que mi pequeño salió por el canal de parto pero después todo fue violencia (y ahora lo se con más conocimiento luego de leer a Michel Odent), me rompieron fuente antes de tiempo, me dejaron en un pasillo por casi 8 horas, me pusieron anestesia, me pusieron un enema para evacuar; al iniciar la parte más activa del parto un doctor se me subió encima para que el bebé baje, me frotaban fuerte la barriga para que el bebé se estimule, me hicieron una episiotomía sin avisarme, de repente y a sangre fría, me decía el doctor que pujara y que estaba lenta, al final sólo me mostraron a mi bebé y se lo llevaron al instante, no pude ver su rostro y me lo llevaron 10 horas después, escribiendo mi historia me da impotencia, dolor, no tanto por mi sino por mi pequeño Pablo José un ser indefenso que vino al mundo de una forma tan violenta... pero también siento un deseo inmenso de que mi próximo parto sea más humano y verdaderamente natural. Por eso mi primera decisión es cambiar de ginecólogo (aunque el es supuestamente pro parto natural y solo realiza cesáreas en caso de emergencias, no creo que la forma en que se realizó mi parto fuera la correcta, me siento maltratada y sobre todo mi bebé fue muy maltratado). Ahora leyendo tu historia me daría mucho gusto ir donde tu doctora, pero a la vez te quiero hacer unas preguntas pero quizás esta vía no sea la más idonea, por favor hazme saber si puedo escribirte a tu correo o bien puedo preguntar por esta vía. Gracias.
ResponderEliminarHola Laura. Gracias por compartir tu experiencia. De hecho lo que me hizo escribir este blog fue no repetir los mismos errores del primer parto y tratar de que mi experiencia aporte a una mejor experiencia en todo el proceso del embarazo, parto y lactancia materna. Aunque considero que aún nos falta mucho ne este país para llegar al parto respetado, la que más se acerca, según mi experiencia es la ginecobstetra que me atendió, la doctora Jenny García, su teléfono 809-412-8212. DIrección calle Socorro Sanchez 64, segundo piso,Gazcue. COn la pediatra de ese día no segui la consulta. Pero la doctora García puede recomendarte algunas. Un abrazo y enhorabuena =) Si quieres también escríbeme pao.amador@gmail.com Un abrazo! PAO
Eliminarmuchas gracias!!!
EliminarMe encanto lo de dejarte el cordón hasta que deje de latir!!!
ResponderEliminarEntre más podamos informarnos, es mejor. Esa parte del cordón es una transfusión de sangre natural, de gran valor para los primeros momentos de vida del bebé =).
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